miércoles, 28 de mayo de 2008

¡Volver a ser niño!


“¡Tú necesitas aprender a ser niño de nuevo!” No, no era un consejo acerca de cómo yo podría entrar en el Reino de los cielos. En verdad, al comienzo sonó rara esa palabra de nuestro amigo Paul Freston, en una agradable visita pocos meses antes de mudarnos a Uruguay.

Él nos hablaba de la disposición que necesitamos tener para aprender todo de nuevo. Eso mismo, todo de nuevo, no apenas la lengua. Teníamos que aprender los códigos, las señales poco visibles, muchas veces no habladas. Cuando habladas, ni siempre con el significado que la gramática pura y simple nos dice. Y aun que pronunciadas, ¿cómo serian?, ¿en qué momento?, ¿con que sutilezas?, ¿con que significados explícitos (para quien nació en esa cultura) y ocultos (para quien viene de otra cultura y piensa que ya sabe el significado de cada cosa)?

Pero cuando uno es un “misionero transcultural” (en otro momento reflexionaré sobre lo que entendemos por eso), ¿no vengo justamente a decir cuál es el camino, la ruta de salvación y el sentido que todos buscamos? Sí y no. Lo que traigo conmigo, creo, es precioso, pero siempre viene en un vaso de barro frágil que soy. Y cuando llegamos, Dios ya llegó hace mucho, haciendo su trabajo en medio de las personas a quienes iremos servir. ¿Obvio? Sí, pero nosotros lo olvidamos fácilmente.

Querer compartir algo tan especial, como el evangelio de Jesús, en una nueva cultura, significa oír, oír y oír, antes de querer decir algo. Al entender dónde las personas están, quienes son, sus riquezas, peculiaridades y, quien sabe, necesidades (¿cuándo llegaremos a entenderlas totalmente?) es que podremos comenzar la humilde tarea de redescubrir el significado y la belleza del evangelio de Jesús en ese nuevo lugar, para esas nuevas personas y cultura.

Confieso que eso me parece difícil, muy difícil. Es de nuestra naturaleza y sub-cultura evangélica que pensemos que ya sabemos todo. Es casi como un sinónimo de “tener fe”. Tener una actitud, por así decir, optimista, triunfalista, señalando el camino a las personas. No es fácil romper el padrón y buscar ser niño de verdad en ese proceso. Después de un año y medio de haber llegado acá podemos decir que ya estamos logrando dar nuestros primeros pasos.

¿Pero saben algo? Nuestra fe se ha ido traduciendo en confianza, alegría y madurez, aprendiendo a gozar cada momento, cada lección con nuestros nuevos y queridos amigos uruguayos. ¡Y nosotros creíamos venir aquí a enseñar algo! Ah, pero Jesús nos está enseñando a todos en ese proceso, y es un privilegio bien grande ser parte de ese movimiento en que Él mismo va alcanzando a cada persona. Y entonces somos testigos, como los niños, con miedo pero confiados en el actuar amoroso de Dios. ¿Habrá algo mejor?

Por Ricardo Wesley
Foto: Copyright © Alain So - 2008 TrekEarth


Fuente: Blog CIEE

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Está bien la reflexión, me gustó bastante... aunque en algunas partes me enredo(mejoras en la redacción).

Visité el Blog que sale ahí de la CIEE pero no me gustó mucho... muchas letras, nada de colorido... y demasiado filosofar acerca de Dios y del evangelio...con todo respeto y lo digo constructivamente, haría falta más espacios interactivos e innovación. :D

¡Dios os bendiga ricamente!

Patoazul dijo...

jajaja sip opino lo mismo este fue el mas coritito y el que mas me gusto pero el blog es mucha letra


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